histeriadigital

Thursday, April 19, 2007



Buceando con tiburones




Difícil se me hace lograr ambientarlos y ponerlos en mi lugar para sentir lo que viví. Empieza todo a las 6 de la mañana, la una para ustedes, más de uno estaba levantado, iniciamos un largo viaje de hora y media a las montañas para llegar a la costa oeste de los Emiratos Árabes.


Con mi gran dormir característico, mantenía mis ojos lo más abiertos que podía pero la verdad que el cansancio era mayor; más sabiendo lo qué me estaba esperando cuando llegara a la costa: mi primera experiencia de buceo.


En el momento previo a cargar los equipos en las camionetas, nos encontramos con unos argentinos que iban a conocer el lugar, el padre de Nicolás Castro, Lucho (como yo), su mujer y su nuera; quienes aprovecharon para acompañarnos mientras su hijo entrenaba para jugar al fútbol.


En el largo camino, recorrimos pequeñas ciudades, no mayores al tamaño de La Calera, o algún barrio de la ciudad de Córdoba; es increíble ver como ahí no llego el avance y la suntuosidad, se mantiene dentro de todo muy autóctona. A lo largo de la ruta, cientos de negocios o pequeños mercados vendiendo tapetes y alfombras, que en Argentina se venden a precios muy caros y acá por 50 pesos se adquiere el equivalente a una de 1000. Pregunté por la alfombra voladora y se me cagaron de risa.


Comienza la expedición acuática



Seguimos viaje pasando por un largo trayecto de montañas bajas, pero muy parecidas a las que se encuentran en la zona de La Rioja y Catamarca: áridas, muy rocosas y de poca vegetación. Saliendo de las montañas, como escena salida de una película, se empieza a ver la playa. Kilómetros y kilómetros de playas y contrario a lo que venía pensando, el progreso ya las había alcanzado a través de la presencia de departamentos construidos orillas del mar, un gran hotel cinco estrellas y varios paradores privados.

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