La realidad hace agua por todos lados

Cada vez más saltan, cual piezas de rompecabezas, episodios en los que se evidencia un cambio impactante en las políticas de la Religión Católica con respecto a la Salud Reproductiva.

En tiempos en los que resuenan conceptos como Derechos Sexuales, Sexualidad Responsable y Planificación Familiar, y son estas goteras promovidas por jóvenes, mujeres solteras y familias las que se filtran por las estructuras eclesiásticas.

Hace unos días, un referente de uno de los sectores más conservadores del Vaticano, Carlo Maria Martín, declaró al uso del preservativo como un "mal menor" en la lucha contra el flagelo del SIDA en el semanario L´Espresso.

De esta forma se sumó a la ola de representantes de la curia, desde obispos hasta simples sacerdotes, que salieron a decir al mundo que el valor de la vida está por encima del reticente uso del condón, apuntando a prevenir el mal del VIH.

Pero estas son sólo brisas de un ventarrón que deberá venir en un futuro próximo. Se trata de que la Iglesia ya no puede ocultar la posición cada vez más manifiesta y flexible de muchos de sus profesantes, muchos de ellos se suman a las listas de hombres de fe que dejan el sacerdocio para formar una familia o quienes simplemente ya no toleran el celibato.

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